Ningún idioma es totalmente puro; todas las lenguas han tomado prestado algo de otras lenguas. Estos préstamos son extranjerismos, palabras o expresiones de origen extranjero que se usan en una lengua determinada.
Muchas palabras de origen extranjero están aceptadas por la RAE porque su grafía ha sido hispanizada, es decir, se han adaptado a
nuestro idioma. Son los llamados extranjerismos adaptados. Se trata de préstamos que, por ser palabras totalmente integradas en la lengua, siguen las normas generales de acentuación.
Las palabras que tomamos de otras lenguas, y que no han sido adaptadas, se conocen como extranjerismos crudos. Estos
conservan su pronunciación y escritura original, y deben ir destacados
en cursiva (o entre comillas si no es posible usar la cursiva) para
dejar claro que no son términos de la lengua española, por lo que no están sujetos a
las normas del español.
Algunos extranjerismos son necesarios: se emplean porque no existe un término apropiado en español que sirva para traducirlos. Es el caso de jazz, blues, rugby, cricket, pizza, mezzosoprano, etcétera.
Otros son totalmente innecesarios porque tenemos un término específico en español para referirnos a ellos; por ejemplo: antidoping por antidopaje; soundtrack por banda sonora; show por espectáculo, gala, función, exhibición o número; look por aspecto, imagen, apariencia o aire; email por correo electrónico; link por enlace; business class por clase preferente; online por en línea, conectado,
digital o electrónico; decalaje por desajuste; parking por aparcamiento, estacionamiento o garaje. Aunque la RAE, en el Diccionario panhispánico de dudas, acepta la adaptación parquin (plural párquines), prefiere que se usen las palabras españolas por ser términos equivalentes.
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El Mundo, noviembre de 2011 |
Nuestro idioma recibe muchos extranjerismos que provienen de diferentes idiomas, sobre todo del inglés. Algunos hace mucho tiempo que los hemos adaptado; por eso nos suenan tan nuestros. Otros, como campin, son adaptaciones recientes.
Os muestro algunos casos específicos de extranjerismos adaptados:
Arabismos, del árabe: zaguán, almohada, acequia, ojalá.
Italianismos, del italiano: novela, escopeta, acuarela, arlequín.
Germanismos, del alemán: guerra, cuarzo, vals, brindis.
Anglicismos, del inglés: fútbol, espray, líder, campin.
Americanismos, de las lenguas indígenas de América o de algún país americano: tomate, cacahuete o cacahuate, maíz, patata.
Lusismos o lusitanismos, del portugués: mermelada, chubasco, caramelo, ostra.
Catalanismos, del catalán: butifarra, forastero, barraca.
Galleguismos, del gallego: morriña, vieira, botafumeiro.
Vasquismos, del vascuence o euskera: aquelarre, zamarra, chaparro.
Dejo para el final los galicismos, palabras o giros de la lengua francesa que se emplean en otra lengua. Muchos se han adaptado al español, por tanto, lo correcto es usar el término adaptado a nuestro idioma.
Palabras como carné, chalé, bidé, parqué, cabaré, palé, corsé, capó, balé (esta última aún no la recoge el DRAE, pero ya está hispanizada), son galicismos adaptados. Es innecesaria su escritura en francés porque tenemos la palabra española para poder usarla. En su idioma de origen acaban en -t, pero en castellano debemos escribirlas sin ella, y con tilde por ser palabras agudas que terminan en vocal.
Todas las lenguas tienen préstamos de otras: es lo normal, ya que el lenguaje está en continua evolución.