24/12/2014

Infinitivo introductor o ʻtarzanismoʼ

El infinitivo introductor ha llegado a convertirse en una de las construcciones más usadas en los medios de comunicación hablados. Lo emplean periodistas, presentadores, conferenciantes, locutores de radio, políticos, e incluso escritores y profesores. Aunque en menor número, también podemos encontrarlo en textos escritos. Seguro que habréis tenido ocasión de comprobar que es otra moda muy extendida.

A este infinitivo lo han bautizado de diversas formas: infinitivo introductorio o introductor, de generalización, de cierre, enunciativo, radiofónico, fático, infinitivo como verbo principal o «tarzanismo». El nombre que más me gusta es este último. No es normativo, claro, pero es el más simpático. Este divertido término es una acertada invención del filólogo riojano Rubén Pérez Negueruela.

El infinitivo radiofónico se utiliza como verbo principal de una oración, sin que se apoye en ningún otro verbo conjugado. Por ejemplo: 

*Deciros que la reunión ha sido un éxito; *Por último, agradecer la colaboración de los informáticos; *Sobre este asunto, añadir que la empresa subirá los salarios en breve; *En el apartado que nos ocupa, insistir en la fecha límite del proyecto.


Recorte de http://elminuto7.com, 26 de agosto de 2014

En los ejemplos anteriores se está elidiendo el verbo principal; por eso son oraciones incompletas, gramaticalmente incorrectas. El infinitivo nunca debe usarse como verbo principal de una oración.

Según el maestro Leonardo Gómez Torrego, este uso del infinitivo «resulta brusco y poco cortés». No puedo estar más de acuerdo con él.

Estas son algunas opciones correctas: 

Quiero deciros que la reunión ha sido un éxito; Por último, me gustaría agradecer la colaboración de los informáticos; Sobre este asunto, cabe añadir que la empresa subirá los salarios en breve; En el apartado que nos ocupa, es importante insistir en la fecha límite del proyecto.

No hay que confundir el infinitivo fático con el infinitivo nominal, que es correcto y realiza la función de nombre en una oración: El caminar del gato me resulta elegante; Este continuo sufrir es insoportable.

También es correcto el infinitivo verbal: Llegar a un acuerdo con ella solucionaría el problema; Decir que el caballo tiene cuatro patas es una obviedad.

En general, quienes echan mano del «tarzanismo» dicen que lo hacen por economía del lenguaje y porque prefieren elaborar un discurso impersonal o de generalización. Sin embargo, creo que muchos lo emplean por puro desconocimiento, siguiendo, como digo, una moda lingüística más.

Huid, pues, de este empleo tan desafortunado del infinitivo, que empobrece la lengua y denota un gran descuido en el buen uso de nuestro idioma.